Servicios Teológicos

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domingo, 8 de marzo de 2015

¡Felicidades por ser mujer!

«Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, Abram, dijo a Sarai: He aquí, ahora conozco que eres mujer...» (Génesis 12.11)

«Oye Hermionie, ¿tú eres una chica, verdad?» (Ron Weasley "Harry Potter y el Cáliz de fuego").

«¡Eres mujer!, ¡felicidades!!» (Hombres en el Día Internacional de la Mujer).

Chicas, somos despistados, ¡disculpenos!

miércoles, 15 de octubre de 2014

Exodo: Las trampas de Dios

Reflexionando sobre el libro bíblico de ÉXODO hay algo inquietante: Trata sobre un pueblo al que se le promete libertad (tiempo electoral) y luego es aventado al Desierto durante 40 años (ya votaron).

Lo inquietante es que el libro busca convencernos de que tal peregrinaje ¡es por culpa del mismo pueblo!, quien todavía tiene que agradecerle a Dios de las penurias que pasan... y así funciona la política.

miércoles, 25 de junio de 2014

El futbol es homofóbico

Ya que andamos detectando los simbolismos de violencia ocultos detrás del lenguaje, ¿por qué solo la atención desmedida a una sola palabra?. En este caso el infame "puto".

Y le llamo infame porque es una groseria, una agresión verbal, un intento de comparar al rival con alguien cobarde que, para la cultura machista, suele ser un homosexual. Ese término sin duda esconde agresión.

Pero, ¿que pasa con el futbol en sí mismo?, no es otra cosa que una ritualización homoerótica de penetración masculina. El juego este se trata de "meter" una "bola" en un "agujero" o arco llamado portería. Si penetras más veces de lo que te penetran, ganas.

Celebrar un gol, con cualquier gesto, expresión o palabra que se haga, es declarar al rival penetrado. "Ya los chingamos", "se joden", "¡tomala!", y otros terminos de festejo, tienen la misma carga sexual y homofóbica que "puto". 

Mostrar el viril pecho, sacarle el dedo al rival, gritar excitado haber metido un balón en el otro feminizado (¿homosexualizado?) en la cancha, las tribunas y delante de una pantalla, es un acto de agresión.

Bajo estas consideraciones, no se debiera solo censurar la palabra "puto", sino el futbol en sí mismo. Cualquiera que haya jugado una  "cascarita" (futbol callejero) o en una cancha amateur, sabe que esa "homofobia", o hacer pasar al rival por homosexual, es el pan y la sal del juego.

Haber puesto el acento en la palabra "puto", dejando de lado este carácter agresivo y homofóbico del futbol en sí mismo, es una incongruencia purista pues mirando con los mismos ojos indignados, todo este deporte, ameritaría el mismo escándalo.

Pero el futbol es un deporte honorable, estos significados ocultos quedan inertes la mayoría de las veces, se puede jugar futbol y celebrarlo sin ser homofóbico, aunque tal sea su genealogía.

La sociedad global debe dejar de lado las agresiones y crímenes de odio, pero no hay que verlos donde no están. Si para prevenirlos se necesita censurar una palabra, ¡con más razón habría que prohibir el futbol por todas sus connotaciones homofóbicas! 

Lo cierto es que los símbolos y palabras agresivos son como las bombas (el antropólogo Mallinowski decía que las palabras son "proyectiles"), que se pueden desactivar. Lo que necesitamos no es censurar palabras, sino despojarlas de sus connotaciones agresivas, del mismo modo que "meter" un gol en el "arco" del enemigo, no es homofóbico en sí mismo, aunque sus connotaciones, si uno quiere verlas, así lo sean. 

martes, 18 de marzo de 2014

Imposición de manos

- Hermano pastor, necesito que ore por mí en privado.

- Venga hermano, vamos al salón del fondo.

Una vez llegando, Ramiro se arrodilló compungido, cerró sus ojos, y elevó una oración en su corazón «Padre mío, escucha mi oración...»

El pastor Gustavo cerró la puerta del salón, se acercó detrás de Ramiro, impuso sus manos sobre su cabeza.

- ¡Vénganos tu Reino! - clamó el pastor.

Inmediatamente ejerció una gran fuerza espiritual que recorrió sus brazos desde los deltoides hasta las palmas de la mano. La cabeza de Ramiro giró 300 grados. Un ruido sordo salió de su cuello, al tiempo que su cuerpo caía al suelo, su alma y espíritu se elevaban al Reino celestial.

Gustavo dejó el cadaver tirado en el salón apabullado por haber presenciado un "arrebatamiento del Espíritu Santo", como diría despues a la congregación, mediante el cual el hermano Ramiro se había entregado al Señor.

Nadie presentó cargos y el cuerpo fue incinerado discretamente en el maizal.

Año solitario

Con los primeros rayos del alba
con el cielo aun pintado
de oscuridad
al nacer un año y surgir el tiempo
grité a los cuatro vientos buscándolo
y solo el eco fue tan manso
como para acudir a mi llamado
en este mundo no se encuentra
y he aquí que es bueno.

lunes, 17 de marzo de 2014

Hay que darnos un tiempo

Solo por hoy vete, aléjate de mí. ¿A qué viene tu mirada de reprobación?, ¿crees que tantos tiempos después de Adán aun funciona? Por favor, no estoy terminando contigo solo necesito mi espacio por un momento. No, no, ¡deja de andar gritando ese salmo!, ¡ahora resulta que hasta en la oscuridad me ves y me persigues hasta el fondo del mar! Esos celos obsesivos son los que me llevan a pedirte que te alejes un momento.

Sí, lo sé, hemos pasado buenos momentos. ¡No!, no empieces a enumerarlos por favor, siempre que lo hacemos me vuelves a engañar con esa felicidad y nunca podemos terminar, a la mitad ya me enamoraste de nuevo. ¡No volveré a caer!, ahora sí va en serio. ¡Basta!, ¿qué es eso de que diste la vida por mí?, tú y tus chantajes de siempre, por eso, ¡por eso! quiero que nos demos un tiempo, no nos hace bien a ninguno de los dos.

Vamos, no te pongas así, no te dejo por alguién más. Ay bueno, tampoco. Eso de que nunca encontraré a nadie como tú, ¿no es demasiado? No, de veras que no te dejo por esa visita que hice al Caribe, no, bueno, sí conocí a alguien allá, o a una variedad de alguienes... ¡No, no!, era broma. Mira no te dejo por ellos, ellas, ¡no!. ¿Ya ves?, cuando te pones así no se ni lo que digo.

Mira, comprende, no eres tú, ¡Yo soy!... que diga, soy yo... ¿ya ves?, hasta empiezo a hablar como tú...

domingo, 16 de marzo de 2014

Oración reflexiva

Tú eras con lo que tapaba los agujeros de mi ignorancia, la frontera allende al misterio, la solución a mis irresolubles... un momento, ¿a quién se supone que apostrofo?